El pasado 16 de junio de 2020, falleció José Carlos Gómez-Menor, cofundador de Ediciones Trébedes. Él fue el promotor del nacimiento de esta editorial, él puso en contacto a los otros dos cofundadores y los animó a comenzar este proyecto. Con un libro suyo, allá por 2009, inauguramos nuestro catálogo. El libro se titulaba Con luz y a oscuras viviendo, una pequeña obra de teatro sobre san Juan de la Cruz, porque José Carlos era un enamorado del místico de Fontiveros.
Algún tiempo después publicó, junto a Santiago Sastre, Raíces históricas de san Juan de la Cruz, un estudio sobre las raíces toledanas del santo. Porque Gómez-Menor era un gran historiador, un sesudo explorador de archivos y bibliotecas, buscando referencias, citas, notas manuscritas al margen de un contrato… pistas que alimentaran o desmantelaran sus hipótesis de investigación. Esa labor minuciosa, alejada de los focos de la popularidad, no siempre recompensada con el éxito, está más cerca del pico y la pala del investigador que de los titulares de la publicación, pero no puede haber una publicación seria sin un intenso trabajo previo. Esta aventura de la investigación histórica queda espléndidamente reflejada en esta obra y da toda una lección sobre el duro trabajo del historiador.
Pero si el trabajo investigador de Gómez-Menor es digno de mención, su habilidad literaria a la hora de exponer sus conclusiones no lo es menos. Una prosa precisa, firme, elegante, que lleva de la mano por los temas más difíciles y los datos más farragosos, aportando claridad y luz donde son más necesarias.
José Carlos deja un gran recuerdo en nuestro corazón, que quedará con nosotros siempre, aunque él haya emprendido el viaje a donde no hay tiempo. Allí donde su labor de historiador, de viajero al pasado, de conversador con los que pasaron hace siglos por esta tierra, encontrará su mayor satisfacción al encontrarse con ellos, a iluminar las sombras de sus investigaciones y a conversar con amigos eternos de lo humano y lo divino.
Nos unimos en oración con su familia y esperamos reencontrarle en la luz que se esconde detrás de la puerta más oscura, la de la última hora. Él, sin duda, amó a la primera y temió a la segunda, en esa mezcla de luz y oscuridad que tanto le inquietaba.
Ya todo es luz. Un abrazo, amigo.