Fragmentos de Inventario es una colección de recuerdos, contados con la sencillez de un niño y con la delicadeza de un poeta.Una prosa cuidada y sencilla, dulce a la lectura, armónica, llena de detalles sensibles: colores, sabores, texturas…, que nos transporta a la memoria del autor, a sus recuerdos dispersos en el baúl de la infancia.
Un tiempo (años 60/70) y un lugar (Talavera de la Reina) que el autor recobra, fija y ordena. Y en donde, al fin, se reconoce y reafirma. Cualquiera que pertenezca a la generación del autor o a generaciones limítrofes, reconocerá lugares, sensaciones, personajes… Pero no con la fría exactitud del historiador: fechas, personajes y acontecimientos, sino con la difusa emoción del recuerdo que apela a los sentimientos que renacen tras una larga hibernación.
Un libro que nos sorprende y nos traslada al mundo de las impresiones de la infancia y juventud, esas que definen el fondo de nuestra alma, el lecho de roca desde donde se apoyaron los cimientos de nuestra vida, y recupera para nosotros las emociones olvidadas al pasar de los años.
Antonio del Camino, poeta por definición, se asoma al mundo de la prosa sin abandonar su buen hacer poético y prueba de ello es el poema que nos regala en la contraportada y que resume acertádamente su trabajo en este libro:
La lenta letanía de la lluvia
–monodia en el cristal hecha grafía–
va emborronando de melancolía
la luz que fue lejánamente rubia.
Como otras tantas tardes estoy ante
la página vacía: voz de nieve
–a veces infinita, a veces breve–
donde encajo mi voz titubeante.
Porque esta tarde, mientras sigue afuera
esa lluvia calladamente mansa,
el corazón se agita y no descansa
la memoria, que llueve a su manera.
Con lluvia, corazón y diccionario
recompongo fragmentos de inventario.