Cancionero irregular

El corazón peregrino

El libro “Cancionero irregular” tiene la particularidad de, por un lado, evocar los cancioneros medievales que nos hablan del amor y de la vida en composiciones llenas de ritmo y de fuerza (recordemos aquellos versos de Juan del Encina “Más vale trocar / placer por dolores / que estar sin amores”) y, al mismo tiempo, compartir una experiencia de vitalidad que nos lleva a un presente actual del siglo XXI lleno de sed de futuro. Es, por lo tanto, una fantástica mezcla de formas antiguas y sentimientos contemporáneos, que la autora funde con indudable e inimitable habilidad.

El libro comienza con un poema introductorio que nos pone en situación. La voz poética parte de una búsqueda de algo propio y a la vez desconocido, símbolo de esa mezcla de formas antiguas y realidades personales llenas de imprevisible novedad:

“Estoy buscando un mundo
en pleno olvido.
Una casa
en pleno anonimato”.
(Camino/Prohemio)

 Una búsqueda que mira con pasión al presente porque es un paso hacia el futuro:

“¡Qué triunfo cada paso que pisaba!
¡Qué gloria cada huella
que quedaba en el asfalto!
¡Qué rápida
la lluvia la borraba!
¡Qué hermosa y gris estaba la mañana
en que salí a caminar
y sonreía!”
(Camino/Prohemio)

El resto del libro se divide en una dedicatoria y dos cantares, Cantar del Fénix y Cantar del Peregrino. La dedicatoria son tres poemas con fuerte carga personal. El Cantar del Fénix encierra una poesía de amor ardiente, como sugiere el título del cantar y de los poemas que encierra: Chispa, Llama, Fuego, Oxígeno, Rescoldo, Combustión, Explosión y Cenizas. Toda una declaración de pasión:

Artículo relacionado:  «La partitura interior» de Reginald Gaillard

“La he visto y me mirado.
Y algo como una espada candente
ha atravesado sin piedad
las entrañas más negras de mi alma”.
(Combustión)

 Con momentos de olvido:

“Cuatro días de sueño,
sin ensueños como cristales
rotos en pie descalzo de nieve”.
(Oxígeno)

 Y no faltos de sufrimiento:

“Bien es cierto que te he sentido,
que te he sufrido;
que te he llorado con lágrimas de espejo”.
(Cenizas)

 En el Cantar del Peregrino los versos hacen algún guiño vintage hacia la inspiración medieval del Cancionero y los títulos de los poemas toman un formato largo que nos van perfilando una historia, la de un corazón peregrino, por ejemplo el hermoso poema titulado “De cómo el peregrino se distrajo de su ruta un día de viento”, siempre con versos firmes, acertados, llenos de poesía, sugerentes y conmovedores:

“La lluvia me ha invadido, y los relámpagos
me llegan hasta el fondo,
silbando, como el viento en la ventana”.
(De cómo el peregrino se distrajo…)

 En esta historia, el caminante enamorado recorre un camino lleno de dudas e incertidumbres, de paradojas y contradicciones:

“Tu rostro hecho de nieve cincelada
me atrae y me repugna al mismo tiempo”.
(Temores del peregrino…)

 El camino de un corazón peregrino que busca el amor y se confunde con frecuencia de sendero.

Artículo relacionado:  "Al final del camino" de Juan José Osácar

Un libro hermoso que pide volver a su lectura, a dejar que el arado de sus versos levante la dura tierra del corazón del lector con sus incisivas figuras y su ritmo implacable.

“Adiós,
lágrima azul de un tiempo de locura”.
(De cómo el peregrino se despidió…)