PalabrasRellenasUn libro de autoayuda para lectores

Muchos lectores se sienten atraídos por la poesía, pero no se sienten capaces de leer un libro de poemas o se encuentran con poemas que no saben cómo enfrentar. “Palabras rellenas” es un libro didáctico para avanzar en la experiencia del lector de poesía. Un libro de autoayuda literaria.

No es un libro académico, ni un manual de literatura. No es un libro para escritores ni para profesores, éste es un libro para lectores, que no necesitan saber cómo se escribe para poder disfrutar de la lectura, como no se necesita saber cómo se ha hecho una comida para poder degustarla.

Las palabras de un poema están rellenas de cosas distintas a ellas mismas, rellenas de recuerdos que se hacen presentes, de sentimientos que nacen o que vuelven. El autor lleva de la mano al lector para encontrarse con eso que se esconde dentro del texto. A modo de menú de degustación, el libro va ofreciendo ejemplos muy diversos de sabores poéticos. Es un libro sin argumento, se puede empezar y terminar por cualquier sitio. Pueden saltarse capítulos y volver más tarde. Es un menú de degustación de barra libre.

La lectura de la poesía se entiende como una aventura, y el lector debe afrontarlo desde esa perspectiva.

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El índice da una idea de la variedad y de la audacia con la que se invita a aproximarse a los poemas. La poesía no hay quien la entienda, el tiqui-taca, la chispa de la amistad, bailar pegados, conjuros, los amantes de los jeroglíficos… son los títulos con los que se encabezan algunos de los capítulos. Los capítulos se inician con un comentario introductorio seguido por un poema del autor; a continuación se añade alguna anotación adicional para ayudar a la lectura y finalmente se remata el capítulo con un poema de algún autor consagrado.

El objetivo es plenamente didáctico. Como nos dice el autor en la introducción: “A leer poesía se aprende, como a otras muchas cosas. No puede pretender leer poesía sin cierto aprendizaje. Por supuesto, no falta gente naturalmente dotada que realice ese aprendizaje sin esfuerzo o sin darse ni cuenta, pero no es lo habitual. El resto de los mortales necesitamos una mano amiga que nos guíe. Este es mi propósito, ofrecerle esa mano solícita”.

El punto de partida que propone el autor es un cambio de actitud en el lector: “Tenemos que comprender que el objeto principal de un buen poema no es el de ser entendido. Los poemas se disfrutan, como la alta cocina, el buen vino o la música sinfónica”. Por lo tanto, el lector debe cambiar su predisposición ante el poema, debe “eliminar de su mente el objetivo de entender”.

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¿Qué significa eso? ¿Cómo se hace? “Va a subirse a un vehículo que no conoce. No se preocupe de cómo funciona, conduce otro. Déjese llevar”. Y eso es lo que va desarrollando el libro, una ruta guiada por distintos estilos poéticos, en capítulos cortos con aproximaciones audaces y cambiando continuamente de estilo. La lectura se hace amena y fascinante.

Es difícil encontrar un libro similar, lo que dificulta su clasificación y su catalogación. Es y no es un libro de poesía, es y no es un ensayo, es y no es un libro de referencia. Quizá la única clasificación válida es que es un libro para ser leído para los que, a la vez, les guste y les asuste la poesía.