La lucha por la libertad está dentro de nosotros
Un grupo de cazadores de hombres capturan esclavos de las aldeas para venderlos a las fábricas del norte. Dos niños son capturados y, enjaulados, viajan hacia los mercados de esclavos. Para sus ellos y para sus amigos comienza una carrera en que la lucha por la vida y la lucha por la libertad son una misma cosa.
Sobre el argumento de esta historia no se puede contar más sin desvelar un trepidante hilo argumental que lleva al lector enganchado hasta el final del libro. Una lectura muy apropiada para jóvenes y adultos, aficionados del género fantástico y con ganas de leer literatura con calidad y con valores. El texto mantiene una tensión continua durante toda la historia, lo que hace la lectura fácil, ligera y apremiante. Es un libro de los que se quedan pegados a las manos.
Pero los valores de este libro van más allá del entretenimiento y el interés de un libro de aventuras, que por supuesto no faltan; este escrito incluye una oportunidad, para el lector reflexivo, de profundizar en el auténtico aprecio de valores como la paz, la libertad y el respeto al otro, tan manejados estos días y, la mayoría de las veces, tan poco reflexionados.
Los protagonistas de esta historia luchan por su libertad frente a los violentos, pero deciden hacerlo sin violencia. Esto, que conceptualmente apoyarían muchos de nuestros contemporáneos, cuando se lleva a situaciones prácticas se antoja una temeridad y una locura para casi todos, incluidos los que anteriormente habían dado su apoyo. A pesar de que el aparente atajo de la violencia siempre se presenta como el más efectivo, la reflexión que nos plantea este libro es otra: que el camino de la no violencia es más largo, pero mucho más poderoso, y a la postre, el único que lleva a la paz.
El título nos habla de libertad, porque el hilo central de la narración nos lleva por el deseo de libertad. Una libertad que va más allá de la libertad física, más allá de romper unas rejas o escapar de unos captores, es la libertad de abrazar la verdad, de enfrentarse al mal o de sacudirse el miedo. La libertad física sin la libertad del espíritu no vale la pena. Varios personajes sacrifican la primera por la segunda, incluso entregando su vida. Esto es algo que sorprende al lector, le sacude en la previsión que va haciendo de la historia, sin duda, porque en nuestro pensar común, la libertad interior está minusvalorada y la libertad exterior está exaltada. Esta novela obliga a reflexionar sobre la libertad que buscamos y la que vale la pena.
Otro valor que empapa las páginas es el del respeto al otro, entendido como un respeto profundo a su libertad y a los convencimientos de cada uno. Nada tiene que ver con la tolerancia débil en que todo da igual y se convierte en indiferencia frente a los diferentes, ni con el eclecticismo de manga ancha en el que todo vale lo mismo, se trata de esforzarse en entender al otro y de valorar todo lo bueno que hay en sus planteamientos, sin perder la referencia de los propios y sin esquivar la denuncia del mal.
Estos valores están en la trama de la historia, en los diálogos de los personajes y en sus avatares, pero está muy lejos de ser un ensayo, es una novela, con su planteamiento, su desarrollo y su desenlace, con un hilo que la recorre y un interesante anzuelo que va llevando al lector de un capítulo a otro. Una aventura, ese es su mejor calificativo. Una aventura de paz, libertad y respeto al otro cómo es.